Tal vez, la aceptación de la soledad irremediable (lo que en absoluto excluye el amor), sea el fruto más dulce de la madurez.
La soledad (también) en la presencia del otro.
La humana soledad.
La soledad de ser quien se es, como se es.
La soledad de ser.
Es verdad que la soledad del que se siente amado no hace sufrir, o que las mujeres mayores no sufrimos la soledad como cuando eramos jovenes.
ResponderEliminarCosas...
Sí, querida. Cosas...
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