De jovencita quería ser la mujer del Buda. Cosas de los años prefeministas.
Más adelante, quise ser la Buda propiamente dicha.
Ahora, me basta y me sobra con ir siendo Amelia..
A lo mejor, en algún momento, llego al punto de tener suficiente con ser.
O incluso con no ser.
O con ser y no ser.
O con ni ser ni no ser.
O con lo que vaya tocando.
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