Y, en mi sueño, una señora absolutamente arrabalera, enérgica hasta decir basta y mandona como generala de alzamiento popular, pretendía okupar mi casa (que, en ese cambiante mundo interior, era la de mi infancia), incluso conmigo dentro, por el método de la patada en la puerta.
Me he llevado un onirosusto de oniromuerte.
Menos mal que un personaje masculino, también cargada de autoridad, pero tranquilo y razonable, se ha puesto a mediar, y en el transcurso de las negociaciones me he despertado.
Pero lo cierto es que una figuran interna poderosa y expeditiva está pidiendo paso hacia mi vida.
Habrá que darle voz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario