Revisando algunos de mis poemas -esos para los que el encuentro con el Otro sirvió de partera- contemplo que aquéllo que expresan, aquéllo a lo que aluden y que se transparenta a través de la forma, es hermoso, y es sagrado, y se generó en mí, y lo alumbré, y me siento conmovida y agradecida por haber sido el receptáculo de algo muy... radical.
Y verdadero.
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