sábado, 13 de abril de 2013

Mary Oliver: Sólo una parte de la verdad



EL VIAJE

Un día supiste por fin
lo que tenías que hacer, y empezaste,
aunque a tu alrededor las voces
seguían gritando
sus malos consejos ---
aunque toda la casa
empezó a temblar
y sentiste el antiguo tirón
en los tobillos.
“¡Arreglame la vida!”
gritaba cada voz.
Pero no paraste.

Sabías lo que tenías que hacer,
aunque el viento hurgaba
con sus dedos rígidos
en las bases mismas ---
aunque su melancolía
fuese terrible. Ya era bastante
tarde, y una noche salvaje,
y la calle llena de ramas
caídas y de piedras.

Pero de a poco,
mientras dejabas las voces atrás,
las estrellas empezaron a arder
entre las sábanas de nubes,
y había una voz nueva,
que lentamente
reconociste como tu propia voz,
que te acompañaba
mientras te adentrabas más y más
en el mundo,
decidida a hacer
lo único que podías hacer --- decidida a salvar
la única vida que podías salvar.


The Journey

One day you finally knew
what you had to do, and began,
though the voices around you
kept shouting
their bad advice - - -
though the whole house
began to tremble
and you felt the old tug
at your ankles.
'Mend my life!'
each voice cried.
But you didn't stop.

You knew what you had to do,
though the wind pried
with its stiff fingers
at the very foundations - - -
though their melancholy
was terrible.It was already late
enough, and a wild night,
and the road full of fallen
branches and stones.

But little by little,
as you left their voices behind,
the stars began to burn
through the sheets of clouds,
and there was a new voice,
which you slowly
recognized as your own,
that kept you company
as you strode deeper and deeper
into the world,
determined to do
the only thing you could do - - - determined to save
the only life you could save.

(Fuente: http://el-placard.blogspot.com.es)


Nota: Es verdad. Este poema es verdad. Pero, como todo lo que es verdad, sólo es una parte de la verdad. Porque los demás existen. Y también son nosotros. No para arreglarles la vida, sino porque son (también) nuestra vida. Y nosotros la suya.
Esto me están enseñando la edad y la muerte.
La partida de mi madre.
La enfermedad, real o posible, de los que amo.
La responsabilidad, más allá del deseo.
La pérdida.
Oficiar mi oficio en la casa del nacimiento y de la muerte.
Mi libertad y mi limitación (ambas infinitamente mayores de lo que creí posible)
La fuente de amor, de sufrimiento y de realidad de mi corazón.
La trenza inextrincable de toda alma, de todo ser, de toda vida.
La Tierra.
El hermoso y terrible camino del ser humano sobre la Tierra.

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