Hay, en el paisaje externo, lugares de sanación.
Hay lugares en los que el viajero puede llegar, recibir descanso, alimento y comprensión y encontrar espacio, escucha y tiempo para ordenar lo recorrido, para sentir su ser en el momento, para bosquejer un futuro de justeza.
En ocasiones, estos lugares aparecen en nuestro devenir.
Se encuentran en el paisaje externo, pero en realidad corresponden al paisaje del alma.
Que no entiende de interior y exterior.
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