La falta de ternura de los que creen que saben.
De los que ya lo tienen claro.
De los que dividen el mundo y la experiencia en dos nítidas zonas: "lo que ya no" y "lo que al fin sí".
La incapacidad de cimentar y construir, de sembrar y cosechar, de acumular en dinámica y en proceso, de quienes descubren la pólvora cada cuarto de hora, y aprovechan para quemar con ella la tierra a sus espaldas.
Una imagen del mundo en blanco y negro que cercena la ambigüedad del matiz.
Pero, sobre todo, una imagen del mundo falta de ternura. Para todo lo que escapa a la mirada frontal, presentista, cortada en duras aristas de pedernal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario