domingo, 24 de febrero de 2013

Migración

Si miro los últimos años, y este tiempo en el que aún me encuentro inmersa, me parece que no he parado de migrar.
De migrar desde una vida que yo no sabía que se acababa, pero que se acababa, a otra que no termina de empezar, de definirse, de dar la cara y decir "aquí estoy yo, y soy de esta manera".
Y mientras tanto, es un no parar de andar.
Es un no parar de recoger la tienda de campaña y salir de un terreno tras otro que, por momentos, pierden solidez.
Es un no parar de saber que lo más difícil, lo verdaderamente difícil, está aún por delante.
Si es que vuelve a haber algo fácil alguna vez.

2 comentarios:

  1. Ya no va a haber nunca nada fácil: por un doble problema, porque nada es ya fácil y porque somos mayores y las cosas son más difíciles para nosotras.
    Fuera de bromas, lo difícil es lo que importa, no quiero cosas fáciles más que si son el producto de algo difícil. Lo fácil es el fruto de mucho trabajo

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  2. Todo es fruto de mucho trabajo, my dear.
    Pero estoy de "Más difícil todavía: ahora sin red, sin manos y cabeza abajo", hasta el pirri.
    No me molestaría nada un poco de facilidad, para variar. Lo que no quiere decir que crea que voy a tenerlo.

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