Si observo mi vida, constato que lo que hace que no me sienta totalmente insatisfecha conmigo misma es el hecho de que a veces (no siempre) he asumido la responsabilidad que me correspondía (hacia mí y hacia la gente que me ha sido encomendada) más allá de mis gustos y disgustos.
Y a la inversa, lo que más me cuesta perdonarme es el hecho de que a veces (no siempre) he antepuesto mis gustos y disgustos a esa responsabilidad.
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