Pequeñito, pálido, ligero, M. agoniza en brazos de su mamá.
Hace apenas un mes que llegó a este mundo.
Las lágrimas de la madre caen lentamente sobre la mantita que envuelve al bebé.
Nada que decir
Nada que hacer.
Excepto estar allí.
Excepto llorar con ella.
Excepto amar a esa mujer y a ese chiquitín que se va.
Excepto amar, sencillamente.
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