Nunca me he sentido más completamente yo.
Más completa.
Con menos necesidad de proyectar.
Habiendo recogido lo que es mío.
Lo alto y lo bajo.
Lo duro y lo suave.
Lo cruel y lo tierno.
Lo oscuro y lo claro.
Lo fuerte y lo débil.
Lo ardiente y lo helado.
Lo él y lo ella.
En todos sus matices.
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