Hoy, por fin, te llevo a casa.
O llevo lo poquito de ti has abandonado por aquí, lo que has dejado de necesitar, porque tú ya hace días que has llegado a donde tenías que ir.
Pero, en mi corazón, te llevo a casa.
Después, podré volver, espero, en paz, a mis cosas.
Las cosas de los vivos.
La vida que tengo que vivir.
Como tú, querida, viviste la tuya.
Hasta el final.
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