Intento
en vano
buscar
la coincidencia
entre la imagen
que percibo
y la imagen
que guarda
mi corazón.
El tiempo
y una mirada
des-carnada
por una larga
estancia
en el lugar
de abajo,
han separado
los perfiles,
han des-vestido
la quimera,
han devuelto
las cosas
a su justo
tamaño.
Pero tanta,
tan innegable
nitidez,
no resuelve
el dilema
de un dolor
enquistado
que desconoce
a partir
de qué imagen
se constituye.
A.S.
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