domingo, 10 de marzo de 2013

Pericles: Sobre la Constitución de Atenas y la cuna de Occidente

“Tenemos una constitución que no envidia las leyes de los vecinos, sino que más bien es ella modelo para algunas ciudades (...) su nombre (...) es democracia...  Pues amamos la belleza con economía y amamos la sabiduría sin blandicie (...) Arraigada está en ellos la preocupación de los asuntos privados y también de los públicos; y estas gentes, dedicadas a otras actividades, entienden no menos de los asuntos públicos (...) Deliberamos rectamente sobre los asuntos públicos, sin considerar las palabras un perjuicio para la acción, sino el no aprender de antemano mediante la palabra antes de pasar de hecho a ejecutar lo que es preciso (...) Pues también poseemos ventajosamente esto: el ser atrevidos y deliberar especialmente sobre lo que vamos a emprender; en cambio en los otros la ignorancia les da temeridad y la reflexión les implica demora. Podrían ser considerados justamente los de mejor ánimo aquellos que conocen exactamente lo agradable y lo terrible y no por ello se apartan de los peligros (...) Y somos los únicos que sin angustiarnos procuramos a alguien beneficios no tanto por el cálculo del momento oportuno como por la confianza en nuestra libertad."
 (Pericles)

¿Qué está sucediendo con Europa?
¿Qué está sucediendo con los valores, los ideales, las conquistas de Occidente?
¿Qué será del mundo del mañana si permitimos que esos ideales, esos valores, esas conquistas se bastardeen, se perviertan, se desintegren, en beneficio de los mercaderes sin conciencia y sus políticos lacayos?
Desde que la Razón alumbró en el amanecer de los griegos, pasando por la Roma civilizadora, la espiritualidad medieval, la autovalidación maravillada del Renacimiento y las aspiraciones de Libertad, Igualdad y Fraternidad de la Gran Revolución, hasta los Derechos Humanos, la consciencia ecológica y la consideración de todo individuo como sujeto de derechos inalienables, Europa, como la Atenas cuna de Occidente, de la que Pericles se mostraba justamente orgulloso, ha sido vanguardia, ejemplo y depósito de la mejor forma de vivir en sociedad conseguida por nuestra especie.
Si permitimos que ese inmenso capital moral nos sea arrebatado, jamás podremos escapar al juicio de nuestros hijos, ni al de la Historia, ni a nuestro propio juicio.
Somos los depositarios del legado de miles de años de civilización.
A nosotros nos corresponde defenderlo y mejorarlo, para los que vendrán después.

1 comentario:

  1. Habrá que hacer algo, no es posible que perdamos toda esta laboriosa construcción. Seguiremos hacia adelante

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