No tiene ningún glamour, la enfermedad.
La muerte carece por entero de elegancia.
El dolor, la desesperanza, el miedo, se preocupan muy poco de su aspecto.
Es crudo el hospital, y su crudeza no deja lugar para sentimentalismos cortos de vista, ni para compasiones blandas carentes de dignidad.
Pero hay verdad en lo que allí sucede.
Y una clase de humanidad y de belleza que alimentan el alma.
Y, entre la gente que trabaja en él, hay algunos -no muchos, pero sí bastantes- de los seres humanos más hermosos -hermosamente normales- que me ha sido dado conocer.
Pintas un hospital tan lleno de verdad, que dan casi ganas de ponerse malo. Fuera la mentira campea a su gusto, y no hay verdad, ni hermosura, ni esperanza
ResponderEliminarEl hospital es como el mundo: hay de todo. Pero la UCI pone en contacto con la muerte, y eso desnuda a las personas para bien o para mal. Y la gente que trabaja alli vocacionalmente, que no es toda, tiene algo especial.
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