Hoy quiero amarte en la violencia del mordisco,
sentir ceder tu carne entre los dientes,
convertir la caricia,en arañazo,
amasar tu dureza, des-hacerte.
Hoy te quiero gustar a manos llenas,
con los ojos cerrados a quien eres,
perdida en las raíces de un abrazo
de sangre, y de sudor y de simiente.
Hoy necesito no querer quererte,
queriéndote lo mismo que te quiero,
abismada en mi fondo, des-fondada
en el abismo de un combate ciego.
Hoy doy la voz a la mujer salvaje,
al salvaje país de las mujeres,
a la espesura madre de la entrada,
a la callada oscuridad ardiente.
A.S.
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