viernes, 28 de diciembre de 2012

La leyenda de la ciudad del Norte

Se dice que,
caminando sin cesar hacia el Norte,
un viajero
armado de valor y de suerte
-no todos
los que viajan
los poseen-
puede arribar
a la ciudad del Norte.

A la ciudad
de la que hablan
en voz baja
muchos,
por aquéllas tierras.
La ciudad a la que pocos
conocen.

Se cuentan
maravillas
de la ciudad.

Se cuentan
-como siempre sucede-
también cosas terribles
de la ciudad del Norte,
allá, en el corazón del frío,
la ciudad
que se esconde de muchos,
que no se deja
habitar fácilmente.

No encontrarás tesoros
en la ciudad del Norte.
No encontrarás amor
-no, al menos, de forma diferente
a cualquier otro sitio-.
No encontrarás la gloria,
ni serás proclamado rey.

Ni siquiera
es un lugar más ni menos
hermoso
que tantos otros.

Un sitio rudo, la ciudad
de difícil acceso.
hundida
eternamente
entre los hielos.
Un sitio de trabajo duro
y vida austera.

Pero habitado por la gente libre.
La gente
de corazón verdadero,
de palabra
que dice la verdad,
de acción
que muestra el interior
sin miedo
ni vergüenza.

Se puede ser
quien uno es
en la ciudad del Norte.

En la ciudad
que sólo
permite
la verdad.

En la ciudad
a la que la verdad
ha convertido
en inaccesible
para tantos viajeros,
incapaces
de descubrirse,
de ser verdad
íntegramente,
hasta no dejar nada
que no pueda
mostrarse
como es.

A.S.



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