Yo, hembra,
tú
-de haber existido-,
macho poderoso,
en el lugar
vacío
de palabras.
Yo
-de haber existido-,
macho,
infinitamente extendido
sobre tu silenciosa vastedad.
Quietos.
Quietos uno en el otro,
perdidos
en el recinto duro
donde tú y yo
dejamos
de importar.
Donde nunca estuvimos,
donde nadie
ha estado nunca.
Donde no puede haber
anhelo,
ni macho,
ni hembra,
ni poder,
ni palabra.
A.S.
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