Las cosas importantes, los temas mayores de la propia vida, no tienen por qué ser placenteros. Ni agradables. Ni tener "finales felices".
Ni siquiera son estrictamente "personales".
Son... eso. Importantes. Temas... mayores. Paisajes de trabajo interior y conocimiento y autoconstrucción.
Son dones.
Y, si traen, además, dolor, o soledad, bienvenidos sean.
También.
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