viernes, 9 de enero de 2015

Tacto

"Los maestros cachemires hablan de la preeminencia del sentido del tacto. Para ellos, un ser humano recupera naturalmente su unidad cuando lo tocan profundamente, es decir cuando el contacto deja de ser una estrategia sexual. Cuando no se quiere nada. Este contacto se establece en una especie de armonía, pues proporciona el sentido de su propia especialidad al que es tocado de ese modo. Del tacto del maestro se habla en numerosos poemas, porque restituye esta sensación maravillosa del gesto libre de intención. despojado de toda proyección.
Para tocar al otro de esta manera, sencillamente hay que ser el otro, y para ser el otro hay que vivir en un estado de no dualidad.  Cuando uno ha sido tocado de esta forma, su cuerpo recupera el estremecimiento sagrado y a veces se vuelve intolerablemente sensible a todos los contactos programados de parejas ausentes. A partir de entonces, el cuerpo exigirá que se acerquen a él con veneración y auténtica presencia."
(Daniel Odier)

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