"Aprender a gozar de los placeres simples es descondicionarse poco a poco de nuestra búsqueda de placeres intensos, que son los únicos que nos despiertan de nuestro torpor sensorial. Cuanto más ausente está el cuerpo en relación con el mundo, más se espera y se busca la intensidad para liberar la tensión. Esta ausencia tiene su apogeo en las prácticas sadomasoquistas, que intentan hacer estremecer a un cuerpo abandonado.
Una yogini o un yogi permiten al conjunto de su sistema sensorial estar en estremecimiento constante. Entonces, la satisfacción es continua y profunda. Desemboca en alegría constante."
(Daniel Odier)
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