"El primer paso para sentir la alegría es volver a conectar con el cuerpo, aceptarlo y reconocer su derecho inalienable a la vida; es decir, tener el coraje de dejar aflorar la naturaleza de cada uno. Aparecerán entonces restricciones de la moral que constituirán sutiles obstáculos que habrá que identificar y dejar que salgan a la luz. Es importante escuchar esa voz interna que intenta boicotear continuamente el dialogo entre nuestro cuerpo y la realidad. ¿De dónde proviene esa voz que nos dice " no tienes derecho a estar vivo"? ¿Es la voz de nuestros padres, de nuestros educadores, de nuestra religión...? ¿O es la voz de nuestro miedo a arriesgarnos a vivir plenamente?... Cuanto más escuchamos esa voz, más nos convenceremos de su absurdidad. Es la voz de nuestro diálogo interno, nuestra propia voz. Por lo tanto, tenemos el poder de silenciarla. Lo que da sentido a nuestra vida es aceptar nuestra capacidad de sentirnos totalmente vivos, y es el único camino para no arrepentirnos en el momento de morir de no haber vivido una vida plena."
(Daniel Odier)
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