"Cuando el ego entra en juego, se produce a la vez un despliegue de la mente. Anticipamos, juzgamos, sopesamos el placer venidero intentando saber en qué nos va a satisfacer realmente este placer. Nos ponemos tensos. Nuestra mente se agita. Hacemos una elección, aplicamos una estrategia, tomamos el objeto del deseo, lo utilizamos y lo rechazamos una vez satisfechos. Lo hacemos con los seres, los objetos, los sentidos, las emociones, los pensamientos. Nos alimentamos como depredadores. Empobrecemos el mundo en provecho propio, herimos, demostramos que el amor enfermo está en funcionamiento."
(Daniel Odier)
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