"Sin una profunda conexión con las cosas, el corazón no se abre. Todo lo que excluímos de nuestra experiencia, por principio, por creencia, por miedo, por ideal, por ignorancia o por falta de atención, alimenta nuestros sistemas de protección que, poco a poco, se transforman en una prisión. Llega un día en el que estamos tan bien protegidos, que a los demás no se les ocurre ni siquiera hablarnos, mirarnos, tocarnos, disfrutarnos o escucharnos. La no comunicación con los tattvas es el material con el cual construímos nuestra soledad."
(D. Odier)
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