"El miedo es fácil de diagnosticar. Está íntimamente relacionado con la expresión de la esperanza. Cuanto más esperamos que algo ocurra o no ocurra, más miedo tenemos. La esperanza es un miedo que hemos subvertido, y revela la falta de presencia en el mundo, la ausencia de alegría, la búsqueda constante del placer o la felicidad que nos dejarían totalmente satisfechos. Y como el infinito no suele escucharnos, raramente recibimos lo que deseamos, por lo que nos sentimos frustrados una y otra vez. Cuando nuestro deseo constante es la belleza, no tenemos ojos para todo lo maravilloso que ocurre a nuestro alrededor, y permanecemos esperando que llegue nuestra fantaseada felicidad.
En cuanto escuchamos al cuerpo, nos damos cuenta de que no nos falta nada que en realidad nos haga falta. Hay suficiente alegría a nuestro alrededor para proporcionarnos alegría a diario. Contamos con nuestro cuerpo, que es capaz de moverse, sentir, saborear, ver, escuchar y oler mil perfumes. También puede dormir, despertar, sentir el agua sobre la piel, comer, beber, caminar, mirar al cielo, acariciar, hacer el amor, mirar en el interior de otros ojos, escuchar música u observar cómo un insecto aparece del interior de una flor... Nuestro cuerpo es capaz de sentir el estremecimiento de la vida, puede sorprenderse y despertar a lo desconocido,. La sensaciøn de descubrimiento es una señal inequívoca de un retorno a la alegría orgánica."
(Odier: Las puertas de la alegría)
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