sábado, 2 de agosto de 2014

La paradoja amor-karma-libertad

Dios ama infinitamente. Por eso suelta infinitamente. Y de la soltada divina adviene un mundo infinitamente libre. Y, precisamente por ello, infinitamente determinado. El karma es la consecuencia de la libertad de todos los seres. Consecuencia de las consecuencias  de los actos libres que van generando -paradojicamente, inevitablemente- la determinacion de nuevos condicionamientos. Karma y libertad maridados ante los ojos del divino amante que -por amor-  no se permite intervenir. (Mas omenos, y simplificando. En plan insight.)

4 comentarios:

  1. Lo entiendo de forma absoluta: amar es soltar. Y por eso mucha gente duda de que sean amigos, amores míos, aquellos a los que hace 20 años que no veo.
    Y algunos que murieron como JdeM, F.A. o FASM
    Otra cosa es sentirse solos. Pues si

    ResponderEliminar
  2. Evidente. La pregunta es: ¿puede el tejido kármico autoregularse o sencillamente estamos destinados a destruirnos mutuamente mientras tanto? Hace falta tener mucha fe, no solo mucho amor, en una criatura para darle tal margen de libertad. Los ángeles que no se la tuvimos, que no se la tenemos, caímos y todavía seguimos cayendo.

    ResponderEliminar
  3. Karma es el "pecado" original, ¿no? Y es, obviamente, colectivo. Pero se nos pide -nos pedimos a nosotros mismos- asumirlo libremente. Por nosotros mismos y por todos.. Sí. Además de amor, hace falta fe. Y esperanza. Las virtudes teologales, ¿recuerdas?
    Jim Marion decía que, además de nuestra propia oscuridad (si es que hay algo"propio"), a cada uno de nosotros se nos pedía asumir, y transmutar, según nuestra capacidad, una medida de la oscuridad del mundo.

    ResponderEliminar