Hubo
listas inmensas
-rubricadas
por toda clase
de autoridades
del cielo
y de la tierra,
y gente
que quería
lo mejor
para mí-,
de todo
lo que no podía
hacer
o ser,
por niña,
por obediente,
por joven,
por cristiana,
por decente,
por española,
por mujer,
por casada,
por respetable,
por madre,
por mayor,
por gordita,
por formal,
por cuerda,
por prudente,
por razonable,
por espiritual,
por realista,
por politicamente
correcta...
(...espacio
para añadir
lo que proceda...)
Por suerte
o por narices
o por necesidad
absoluta
de respirar,
tales listas
resultaron
inciertas,
como fui
comprobando
con miedo,
con culpa,
con dolor,
con desgarro,
con pérdida,
con angustia,
con soledad,
con dudas,
con alma,
con trabajo,
con amor,
con ovarios...
con lo que hiciera
o hace
falta
para seguir
viviendo
y caminando
y respirando
como
mínimamente
Amelia.
A.S.
(De Una mujet mayor)
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