Al parecer, no estoy saciada de historias.
Aunque cada vez creo menos en ellas.
O en su capacidad para ofrecer plenitud.
Pero no voy a dejar de mirar sólo porque alguien diga que eso es lo que hay que hacer.
No mientras no me lo pida el alma.
Si ese momento llega.
No obstante, hay un lugar entre no creer en las historias y no creer en técnicas para salir de las historias.
Un lugar a explorar.
O, sencillamente, el lugar por donde ando.
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