Escribí en alguna ocasión sobre la inquietante capacidad predictiva de los sueños.
Pues bien, es algo más que eso.
A medida que te adentras en el bosque del inconsciente, esa capacidad -y otras- puede llegar a dar verdadero miedo.
Al parecer, el problema no es la falta de magia y misterio del mundo, sino su exceso.
Y su precio.
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