Había llegado hasta el final de donde podía ir, y tampoco allí había respuestas.
Se prometió no olvidarlo. Se prometió recordarlo una y otra vez, y dejar para siempre jamás de buscar afuera lo que afuera no estaba.
Centrarse.
Quedarse consigo misma.
Excavar en sí misma, hasta llegar al fondo, al pozo, a la fuente, al sitio último de la profundidad.
Y mirar allí...
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