En el transcurso de un análisis la sombra se manifiesta continuamente a través de diversos mecanismos: la proyección, la negación, la represión y la somatización, en su aspecto negativo, y en la identificación en su aspecto positivo. Cada vez que la sombra aparece nos abre una puerta, así nos dice Jung: "El encuentro con uno mismo, al principio, es el encuentro con la propia sombra. La sombra es un pasaje, una puerta estrecha y no hay forma de bajar al pozo profundo sin sufrir el dolor del angostamiento que implica cruzarla. Pero hay que aprender a conocerse a uno mismo para saber quién se es. Porque, por sorpresa, lo que se encuentra detrás de la puerta es una vasta extensión de incertidumbres sin precedentes, sin derecho ni revés, sin parte superior ni inferior, sin ubicación ni pertenencia, ni bien ni mal. Es el mundo del agua…, donde soy indivisiblemente esto y aquello al mismo tiempo, donde experimento al otro dentro de mí mismo y el otro fuera de mí me experimenta a mí." (Carl G. Jung, Collected Works vol. 9,1, pág. 22).
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