miércoles, 14 de mayo de 2014
Contando historias
A veces, en terapia, en un determinado momento de profundidad, de comunión profunda, siento que tengo que contar una historia. Que lo que el otro necesita oir o comprender está contenido en un mito o en un cuento tradicional. Al principio de mi labor como terapeuta lo hacía con cierta timidez, obedeciendo con renuencia a la voz interior. Pero hace mucho que he aprendido a confiar en la fuerza, en la verdad de esos tesoros de humanidad compacta, de vida humana en rectitud universal. Y nunca dejo de maravillarme de su capacidad de abrir el corazón y el vientre. De llegar al centro y traer la comprension.
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