viernes, 3 de enero de 2014
Un pequenno caos temporal
El reloj de la torre de la iglesia del pueblo, por alguna razon que desconozco, y si bien
sus campanadas suenan, con milimetrica exactitud, cuando deben sonar, exhibe en sus
saetas, desde hace algun tiempo, diez minutos de retraso. Y esto ha tenido sus consecuencias,
porque los que nos hemos acogido a su sencillo carillon para realizar ese misterioso
transito de la medianoche del 31 de diciembre, hemos oido llegar a este catorceavo anno
del milenio, diez minutos antes de verlo.
No se si ese pequenno caos temporal tendra algun significado, pero ha empezado
extrannamente... singular, este incierto 2014 que se nos ha venido.
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