Yo,
que con el tiempo,
con la desilusión
y lo implacable,
he cedido
tantos derechos,
he dejado
partir
tantos pedazos
de lo que era
mio,
de lo que era,
de nacimiento,
parte
de lo mio,
decido,
en pura
obstinación,
no obstante,
contra toda
cordura,
reservarme
el derecho
a saber,
con el conocimiento
de los huesos,
que hay un lugar
donde las almas
copulan
como cuerpos,
donde se funden,
fieras,
sus hechuras,
donde se deja
atrás
todo /
lo no
juntado,
sellado,
enraizado
en la tierra del otro,
en la carne del otro,
en la fuente,
la cueva,
el sol,
la oscuridad
del otro,
el aliento
del otro,
la textura
del ser del otro,
ya perdido,
abismado,
convertido
en el silencio
ciego
de lo que comenzó
siendo
mi anhelo.
A.S.
(De: Compañero interior)
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